"Respetar la norma por respeto a la norma misma y no por miedo al castigo" E. Durkheim

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miércoles, 27 de julio de 2011

El ¿SISTEMA? CARCELARIO




Según el diccionario, "sistema" es un conjunto de reglas o principios sobre una materia enlazados entre sí, formando un cuerpo de doctrina.
Las cárceles de nuestro país, pese a la existencia de una Dirección Nacional, que regiría técnica y administrativamente al sistema carcelario o penitenciario, en la realidad dependen de cada Jefe de Policía Departamental, tanto en la administración de los recursos humanos y materiales destinados a ese servicio, como en las políticas conque se trabaja en cada establecimiento.
Esto determina que, el personal asignado a cada cárcel departamental, sea en número y capacitación, el resultado de la voluntad de cada Jefe. Por lo tanto, en los hechos, el número es el mínimo y el personal por lo general, va rotando mensualmente.
Esa rotación determina que el personal no termine de aprender la normativa, la estructura, las características del trabajo propio de la cárcel, con lo que se resiente el servicio, tanto en la seguridad, como en el trato que reciben los reclusos.
Otro aspecto grave que ya mencionáramos en forma breve, es el referido a la parte doctrinaria, técnica, especializada del trabajo penitenciario, porque, si el recluso ha de ser rehabilitado, necesita tener: un programa de rehabilitación, planes para su instrumentación, medios para implementarlos y técnicos que lo lleven a cabo y vayan evaluando los resultados de su trabajo para que la Justicia pueda decidir las salidas transitorias, la libertad anticipada, la Gracia etc.-
No hay Programas, no hay Planes, no hay Medios, no hay técnicos, menos doctrina y por lo tanto tampoco una expectativa cierta de Rehabilitación.
Los hechos nos dicen que la mitad de los reclusos son reincidentes, principalmente aquellos que cometen delitos contra la propiedad como el hurto o la rapiña.
 Peor aún para la sensación de inseguridad, la población considera a las cárceles como "Universidades del crimen" donde los delincuentes encuentran a sus cómplices (y familiares), se ponen de acuerdo para delinquir al salir, con sus métodos o técnicas perfeccionadas, alertados de cuales fueron sus fallas para no volver a cometerlas.
El futuro del país está basado en las nuevas generaciones, pero la inmensa mayoría de los presos en las Cárceles de adultos son jóvenes entre los dieciocho y treinta y cinco años de edad y formando lista de espera, se encuentran cientos de adolescentes haciendo la "Primaria" en los alojamientos para infractores del INAU.
Superpobladas, con una cambalachesca mezcla de primarios, reincidentes, procesados y penados, cuando no algunos inocentes, sin doctrinas ni planes,  así están las cárceles.
Nuestras cárceles son una espada de Damocles, que pende sobre la cabeza de los ciudadanos,  para caer como guillotina sobre la población inocente que, para defenderse, recurre a las armas, a las leyes cada vez más severas y a la construcción de mazmorras más amplias y fuertes.

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